Hay oraciones que abren; hay oraciones que cierran. Cuando Dios abre una puerta, no hay hombre que la pueda cerrar. Y cuando Dios cierra una puerta, no hay hombre que la pueda abrir. La declaración, o sea, la afirmación, de la Palabra de Dios en voz alta intercepta la voluntad declarada de Dios en cualquier circunstancia. Cuando a tu problema tu lo enfrentas con un versículo de La Palabra, ya ese problema natural se está enfrentando con el poder sobre-natural, el poder de Dios.   Apocalipsis 3:8  (RVR1960) 8 Yo conozco tus obras; he aquí, he puesto delante de ti una puerta abierta, la cual nadie puede cerrar; porque aunque tienes poca fuerza, has guardado mi palabra, y no has negado mi nombre. La oración puede arrancar. La oración puede incapacitar. La oración puede resucitar. La oración puede revivir. Puede dar marcha atrás. La oración puede abolir. La Oración puede terminar, puede destruir, puede construir. La oración puede hacerte ver el futuro, Y puede re-organizar. La oración puede plantar. A través de la oración se destruye la obra del enemigo. Para eso fue que el Hijo de Dios fue manifestado, para destruir las obras del diablo.   La oración puede recobrar lo perdido. Puede perseguir, alcanzar, recobrar. La oración infunde terror en el campo del enemigo. La oración puede cegar a los enemigos.   La oración puede derribar, puede crear cosas nuevas, y puede re-crear aquellas que necesitan sanidad.   La oración mueve la mano de Dios. De hecho, Dios necesita nuestra oración para intervenir en nuestros asuntos. La justicia de Dios recorre la tierra. La justicia de Dios proclama en Las Escrituras que Dios no puede ser burlado. Lo que el hombre sembrare, eso cosechare. Sin embargo, también dicen las Escrituras que Dios busca un intercesor para que su justicia encuentre una oportunidad para hacer misericordia   La oración puede aislar, puede rebajar al enemigo. La oración puede revelar lo oculto, Puede interpretar misterios. La oración puede arrestar, puede activar, y puede paralizar, puede hacer abortar el mal, las oraciones nunca mueren.